Cómo cristalizar tus suposiciones
Basado en "Las suposiciones se cristalizan en hechos" — Neville Goddard, 1948
Neville nuevamente ha recogido versículos e historias claves de la Biblia para seguir recalcando varias cosas: no se necesita a nadie más que a uno mismo para ponerse de acuerdo en lo que se desea alcanzar. No necesitamos una iglesia ni un lugar sagrado más que nuestro propio cuerpo. Ese es nuestro templo de adoración.
Otra cosa importante que se repite una y otra vez es que no hay nada que no podamos conseguir. Si enfocamos nuestra atención en el lado negativo de las cosas, estamos enviando las señales equivocadas. Por eso recibimos más de lo mismo.
No hay nada imposible. Y hasta en la Biblia, para que nos quede bien claro este asunto, se nos presenta el personaje de una espía que viene a “derribar los muros” de nuestras propias creencias negativas, pensamientos limitantes y todos esos nombres que hoy se utilizan para describir los obstáculos mentales que nos imponemos. Y luego, esa misma espía es una ramera, una figura que no se niega jamás a conceder lo que se le pide. Le dará a quien la visite todos sus “deseos”, sin objeción alguna. Esto quiere decir que todo nos ha sido concedido en el momento mismo de la Creación. Solo falta que lo asumamos como nuestro.
Una vez más, en cada historia se nos indica cuál es el momento clave para enviar el mensaje de lo que deseamos atraer: cuando estamos somnolientos, en silencio, en calma. Y en ese estado debemos repetir, una y otra vez, de la forma que nos sea más natural: imaginando, diciendo una frase o sintiendo la emoción de estar ya disfrutando de nuestro deseo cumplido. Repetirlo hasta que se sienta real. Hasta que ya no cueste. Hasta que no se desvanezca con ideas contrarias.
También podemos hacer esto justo antes de dormir. Porque luego nuestro Yo más grande, con el mensaje ya recibido —esa escena, esa frase o esa sensación nítida— empezará a actuar en esa cuarta dimensión, en lo invisible, para que, en el momento menos esperado, estemos ya viviendo esa nueva realidad.
Esto es esperanzador. Pero también es una gran responsabilidad. A mí me pasa que al día siguiente, muchas veces, mis sentidos niegan lo que sembré en mi meditación la noche anterior. Me desespero. Pienso que no lo estoy haciendo bien. Me lleno de dudas. Cuando pasa un día, dos, y no veo señales... me desmorono.
Pero recién ahora, escribiendo estas líneas, me viene a la mente Neville en sus inicios con su maestro Abdullah. Le pasó lo mismo. Tuvo dudas, pero su maestro no, y funcionó porque él lo sostuvo: supo que era verdadero, tuvo la convicción. Y desde ahí, Neville practicó con seguridad porque sabía que esto funcionaba. Yo estoy trabajando poco a poco en fortalecer mi propia convicción.
Me está ayudando mucho hacer estos resúmenes. Porque esta lección 2 la he leído y escuchado muchas veces, y nunca me había dado cuenta de esto: que todas las historias bíblicas que Neville eligió están diciendo lo mismo. Que no necesitas a nadie. Que no hay nada imposible. Que debes repetir y repetir con fe. Que el estado somnoliento es la puerta. Y que el cuerpo es el templo.
Y ya verán que, en una de estas lecciones de 1948, el mismo Neville confiesa que incluso él no siempre tuvo éxito. Eso significa que, al principio, todos vamos a experimentar aciertos y fracasos. Pero también veremos cómo, treinta años más tarde, en los discursos de sus últimos años, Neville hablaba con una autoridad y una certeza en la que ya nada le parecía imposible.
Tenemos que practicar y practicar. Como le digo a mis hijos: "la práctica hace al maestro". Neville también nos lo demostró. Mientras tanto, vamos descubriendo cómo mantenernos en la fe, con la convicción de que nuestro Yo más grande ya ha recibido el mensaje y está moviendo todas las piezas. Solo es cuestión de tiempo.
Lee aquí la Lección 2 completa:
Ejercicios extraídos de la Lección 2:
🔸 El Juicio Interior: Libera a Barrabás y encarna a tu Salvador
Frase clave
“Para experimentar la Pascua o el paso del viejo al nuevo concepto del yo, debes liberar a Barrabás, tu concepto actual del yo, que te roba el ser aquello que podrías ser, y debes asumir el nuevo concepto que deseas expresar.”
✧ Paso a paso
Reconoce a Barrabás: tu viejo yo
Observa el estado que actualmente habitas: tu autoconcepto habitual, tus límites conocidos, tus quejas repetidas.
Este “yo” te ha estado robando la posibilidad de ser aquello que podrías ser. Ese es tu Barrabás.
Define a Jesús: tu ideal
Elige el nuevo estado que deseas encarnar.
No lo razones, no lo cuestiones: solo identifícalo con claridad como aquello que te salvaría de lo que hoy eres.
Asume el nuevo estado
Siéntate en quietud y entra en un estado similar al sueño.
Vive internamente la escena que implicaría que ya eres aquello que deseas ser.
No observes el ideal desde fuera: fúndete con él. Siente que ya está cumplido.
Verifica el cambio
Mentalmente, observa a las personas que conoces.
¿Te ven de la misma forma de siempre? Si es así, aún no has liberado del todo a Barrabás.
Cuando el concepto que tienes de ti cambia de verdad, toda tu relación con el mundo también cambia.
Mantén el nuevo estado
Repite esta encarnación cada noche si es necesario, hasta que sientas que has soltado el viejo yo sin lucha.
No resucitas a Jesús una sola vez: lo mantienes vivo al permanecer fiel a tu nueva identidad.
✧ Clave interna
Liberar a Barrabás es soltar tu antigua idea de quién eres. Crucificar y resucitar a Jesús es encarnar tu ideal y darle vida en ti.
Este juicio no ocurre en Jerusalén: ocurre en tu interior cada vez que eliges entre lo que has sido y lo que puedes llegar a ser.
🔸 El Huerto de Getsemaní: Muere al viejo yo, mantente fiel al nuevo
Frase clave
“Estás en tu huerto de Getsemaní, o mente preparada, si puedes, mientras estás en un estado similar al sueño, controlar tu atención y no dejar que se desvíe de su propósito.”
✧ Paso a paso
Prepara tu jardín interior
Siéntate o recuéstate cómodamente. Entra en un estado de quietud y somnolencia, rozando el sueño.
Lleva contigo un propósito claro: el deseo ya cumplido, la versión de ti que anhelas encarnar.
Sostén la atención sin distracción
Permanece en silencio, con la atención enfocada solo en la escena, frase o sensación que representa tu deseo cumplido.
No permitas que tu mente divague. Si se dispersa, tráela de vuelta sin esfuerzo ni tensión.
El huerto es ese estado de vigilia interior en el que permaneces fiel a tu nueva identidad sin ceder al ruido mental.
Despréndete de tu viejo yo (el suicidio de Judas)
Cuando asumes que eres aquello que deseas ser, mueres a tu viejo concepto del yo.
No necesitas hacer nada físico: solo soltar interiormente todo lo que eras y vivir en el nuevo estado, con total entrega.
Como Judas, te despides de tu identidad anterior con gratitud (“Judá” significa alabanza) y entras en tu nueva forma como Jesús.
Camina como tu nuevo ser
Desde ahora, vive como si ya fueras eso que deseabas.
No esperes pruebas externas. Tu fidelidad interior es la semilla de la transformación visible.
✧ Clave interna
Getsemaní no es un lugar externo, sino el terreno fértil de tu mente enfocada. Cuando sostienes tu atención en el nuevo estado, sin distraerte, estás en el jardín. Y cuando decides vivir desde ese estado, mueres al viejo yo por tu propia voluntad. Este es el acto de encarnación: no traición, sino transfiguración.
🔸 Uso de Rahab: Espía y Ramera Interior
Frase clave
“Tienes dentro de ti la capacidad de apropiarte de un estado sin conocer los medios que se emplearán para realizar ese fin y asumes el sentimiento del deseo cumplido sin poseer ninguno de los talentos que los hombres afirman que debes tener para hacerlo.”
✧ Paso a paso
Define tu deseo y localiza tu Jericó interior
Identifica con claridad el estado que anhelas alcanzar.
Ese estado es tu “Jericó”: una ciudad deseable, pero amurallada por creencias limitantes.
Reconoce los muros
Hazte consciente de las ideas sensoriales, lógicas o sociales que te dicen que no puedes lograrlo.
Invoca a Rahab como espía interior
Cierra los ojos, siéntate o recuéstate en silencio.
Imagina que eres Rahab, la espía: Te desplazas en secreto hacia el estado deseado, sin que el juicio externo te detecte.
Visualiza la escena que implicaría haber llegado allí (una conversación, un lugar, un gesto).
Permanece mentalmente en ese lugar como si fuera físico, sólido, presente.
Asume el papel de Rahab como ramera
“Ella personifica la libertad espiritual del Padre.”
Rahab, en su función de ramera, no analiza ni duda: cuando se le pide, concede.
Haz lo mismo:
Detén el juicio interior. No cuestiones si mereces el deseo.
No exijas pruebas ni señales.
Solo di internamente: “Sí, es tuyo. Lo concedo.”
Deja que esa entrega se vuelva sensación: calor, expansión, certeza suave.
Refúgiate en lo alto de la casa
En la historia, Rahab oculta a los espías en el piso superior.
Sube también tú al nivel más alto de tu conciencia, donde no entran las dudas.
Quédate allí, repitiendo tu frase o escena, sin salir de esa “habitación alta”.
Sella tu suposición con el séptimo soplo
Cuando la escena esté viva en ti, repítela con suavidad como un susurro interior.
No cuentes literalmente siete veces.
El “séptimo soplo” es ese instante de quietud en que la suposición se sella por completo en ti.
Cuando llegues allí, detente. El sello está puesto.
✧ Clave interna
Rahab actúa como dos aspectos de tu conciencia:
Como espía: atraviesas silenciosamente tus propios muros y te ubicas en el estado deseado.
Como ramera: te concedes a ti misma el deseo, sin juicio ni condiciones, con la libertad del Espíritu.
Ambos actos despiertan en ti al Yo creador. El muro interior cae. Y lo que imaginaste, comienza a tomar forma en el mundo.
🔸 El tabernáculo viviente: Haz ascender la nube de tu conciencia
Frase clave
“La nube es simplemente el vestido de tu conciencia, y donde tu conciencia se coloque, allí estarás también en la carne.”
✧ Paso a paso
Recuerda dónde habita Dios
No necesitas templos externos ni altares físicos.
Tu propio cuerpo es el tabernáculo viviente donde mora Dios.
La nube que lo cubre es tu conciencia: lo que asumas como real, se vestirá de carne.
Prepara el ascenso de la nube
Antes de dormir, entra en un estado de calma profunda, rozando el sueño.
Este es el momento sagrado en que la nube comienza a elevarse.
No fuerces nada. Solo permite que tu mente se suelte y se vuelva receptiva.
Asume el estado deseado
Mientras asciendes a ese estado de somnolencia, asume que ya eres aquello que deseas ser.
O que ya estás en el lugar que anhelas visitar.
Si prefieres, usa una frase sencilla como: “¿No es maravilloso?”, “Gracias”, o “Está hecho”.
Hazlo sentir real
Repite esa frase suavemente como una canción de cuna.
O revive una pequeña escena que implique el cumplimiento del deseo.
Permanece ahí hasta que sientas que la suposición es real, viva, concreta en ti.
Entrega el deseo al Yo mayor
En el sueño profundo, tu Yo cuatridimensional toma esa suposición y la representa en otro plano.
Luego, la vida exterior se reorganiza en armonía con lo que allí fue sellado.
No te ocupes de los medios. El cuerpo gravitará hacia donde la nube haya descendido.
✧ Clave interna
Cuando dejas que la nube de tu conciencia ascienda con una suposición viva, estás ofreciendo a tu Yo mayor el molde desde el cual nacerá una nueva realidad.
Este es el verdadero acto de oración: No suplicar a un dios lejano, sino asumir, en el tabernáculo de tu cuerpo, que ya eres lo que deseas ser. Allí se sella la semilla. Y donde descienda la nube, allí también estarás tú.
🔸 Sueño despierto controlado: Prepara tu morada
Frase clave
“En la casa de mi Padre hay muchas moradas... Voy a preparar lugar para vosotros.”
✧ Paso a paso
Elige tu nueva morada
Tu “morada” es el estado que deseas habitar: un lugar, una relación, una condición nueva.
Elige un deseo claro y concreto. Decide qué sería naturalmente cierto si ese deseo ya se hubiese cumplido.
Prepara un solo acto
Reduce todo el deseo a una escena breve o una frase sencilla (máximo tres palabras).
Elige algo que implicaría, sin lugar a dudas, que ya lo has conseguido: una mano estrechada, una frase como “Gracias”, “Está hecho”, o “¿No es maravilloso?”.
Comienza el sueño despierto controlado
Siéntate o recuéstate con los ojos cerrados.
Relaja el cuerpo. Deja que la mente entre suavemente en un estado que roza el sueño.
Ahora, sin moverte, entra en tu acto interior. Vívelo como actor, no como espectador. Si es una frase, repítela como una canción de cuna. Si es una escena, revívela una y otra vez, sin añadir ni variar nada.
Habita esa morada en conciencia
Imagina que ese estado ya es un hecho concreto.
No pienses cómo lo lograrás. Solo siéntelo como verdadero, como algo que ya es parte de ti.
Permanece ahí hasta dormirte, o hasta que la escena o frase se vuelva sólida y estable en ti.
✧ Clave interna
Cuando practicas el sueño despierto controlado, estás preparando una morada en los planos invisibles. Tu Yo mayor, en el sueño profundo, tomará esa suposición y te la devolverá encarnada.
Así como Neville fue llevado físicamente a Barbados tras asumirlo sin intención, tú también gravitarás hacia la morada que preparaste. Pero no lo hagas a la ligera: lo que asumas en este estado será representado luego en carne y circunstancias.
🔸 Señales internas de una meditación profunda
Frase clave
“Si tus manos están secas, y si tu boca está seca al terminar esta meditación, eso es prueba positiva de que lograste elevar la nube.”
✧ Indicadores físicos y simbólicos
Manos secas, boca seca
Si al salir de tu meditación notas tus manos completamente secas y la boca reseca, has elevado la nube de tu conciencia.
No importa qué escena estabas visualizando. El sello es este: lo hiciste.
Actividad inusual en los riñones
Puede que al despertar de una meditación profunda notes una fuerte actividad en los riñones.
Neville lo experimentó como un fenómeno físico real, sin explicación médica clara.
No temas si ocurre: es otra forma en que tu cuerpo confirma el movimiento interno de conciencia.
Llama líquida azul
Algunos ven una luz azul viva, casi líquida, durante la meditación.
Neville la compara con el fuego del alcohol sobre un pudín de Navidad: sutil, ondulante, etérea.
Esta llama puede aparecer en la frente o ante tu visión interior. No la busques. Si se manifiesta, acógela como un regalo.
✧ Clave interna
Tu cuerpo es parte del templo. No rechaces las señales físicas: son ecos del movimiento de la conciencia.
Cuando la nube asciende, lo invisible comienza a tomar forma. Estas manifestaciones son sus primeras huellas en ti.
Hacia el final de esta lección, Neville menciona algunas señales físicas que pueden aparecer durante o después de una meditación profunda. Y me gustó mucho reconocer que yo también he experimentado algunas de ellas.
Por ejemplo, he visto esa luz azul. Es un azul eléctrico muy parecido al que se ve al encender la hornilla de una cocina a gas. No siempre aparece, pero cuando lo hace, es inconfundible.
También me ha pasado lo de sentir la boca seca al terminar la práctica. Y lo curioso de “los riñones más activos del mundo” también me ha ocurrido varias veces, aunque en mi caso no es al despertar, sino inmediatamente después de meditar.
¿Ustedes también han experimentado alguna de estas señales? ¿O han notado otras? ¿Cómo manejan los días posteriores a una meditación profunda?
Yo estoy trabajando en afirmaciones personales para los días de siembra, cuando los sentidos me contradicen y la duda aparece. Porque lo que sentimos al dormir es lo que se cristaliza en hechos. Y yo quiero aprender a permanecer ahí.
Gracias por leer La Mente Creadora.
Nos vemos la próxima semana con la Lección 3: Pensar en Cuarta Dimensión
✨ Guarda esta publicación y vuelve a ella siempre que necesites reconectar con la práctica. A veces, unas pocas líneas de Neville bastan para recordarnos que el deseo ya es un hecho, que ya fue creado. La creación está terminada. Nuestro libre albedrío es elegir qué realidad queremos cristalizar.
También puedes revisar los ejercicios anteriores:
✦ Ejercicios de la Lección 1: “La Conciencia es la Única Realidad”
Y si deseas navegar por todas las enseñanzas disponibles en La Mente Creadora, puedes ir directamente a:
✦ Listado de Discursos | ✦ Listado de Libros | ✦ Ejercicios de Neville | ✦ Inicio





