Los Siete Ojos de Dios · Neville Goddard · 1959
Siete visiones que despiertan la obra interior de Dios… y el octavo Ojo que se insinúa como un misterio.
06 de noviembre de 1959
…debemos avanzar hacia niveles cada vez más altos, porque ese es el propósito del maestro.
Esta noche me gustaría mirar, en mi opinión, el libro más grandioso del mundo, la Biblia, y mostrarte una sección con la que quizá no estés familiarizado.
Trata sobre los Siete Ojos de Dios, tomados de las visiones de Zacarías. Él vio una piedra con siete facetas, y la Voz dijo que en verdad son los siete ojos de Dios que se extienden sobre todo el mundo.
Porque estos siete ojos están realmente en el hombre, ya que el hombre es la tierra de Dios. Así que olvida este pequeño planeta y reconoce que el hombre es la verdadera tierra en la que Dios está plantado.
Estos son los siete ojos de Dios, siete visiones cada vez más claras del Creador. La Biblia los nombra, pero debes buscarlos.
El primero aparece solo una vez en la Biblia, en Isaías 14, Lucifer, la estrella de la mañana. Y relata cómo ha caído y ha sido cortado hasta el suelo, este ser resplandeciente.
Todas las razas han enseñado que el hombre ha caído. No es algo que pertenezca únicamente a la fe cristiana o a la judía, sino que todas las razas han sostenido este concepto.
Así que el primer Ojo de Dios es Lucifer, derribado hasta el suelo.
El segundo es Moloc, el dios extraño que exige sacrificios, Jeremías 32. El hombre ofrece a sus hijos e hijas para apaciguar a este ser que concibe como Dios.
Pero la Voz dijo:
“Yo no les mandé esto, ni vino a mi mente que debieran cometer esta abominación para hacer pecar a Judá.” [Jeremías 32]
Este Ojo está en todo hombre que piensa que ha ofendido a Dios y debe hacer sacrificios para apaciguarlo. Todas las guerras del mundo son un apaciguamiento. La Inquisición con sus torturas fue un apaciguamiento para Dios. Las cestas de mimbre en las que los hombres eran quemados vivos fueron un apaciguamiento. Todo lo hicieron para apaciguar a Dios, para que no estuviera enojado.
El tercer Ojo es Elohim, o dioses, dioses por encima y fuera del hombre. Son los elementos que él adoró, las estrellas y los planetas que cree que pueden regular su vida e influir en su conducta. Se vuelve hacia algo externo a sí mismo y eso le falla, y entonces clama que ha sido abandonado.
El cuarto es Shaddai, el Todopoderoso. En este Ojo, el hombre busca seguridad y consuelo. Estos son los gobiernos, las grandes máquinas políticas, los gobernantes en quienes el hombre confía, y todo esto también le falla.
Luego se vuelve hacia el quinto Ojo, Pahath, que significa “cavar una zanja o atrapar animales, cavar una fosa”. No se refiere a los animales del bosque, no, es al hombre a quien traigo a mi pequeña trampa.
Gran parte del mundo funciona así hoy, en todas partes y en todos los negocios, especialmente en las grandes campañas publicitarias. Estas personas gobiernan como tiranos sobre nosotros. Cada periódico, cada revista, cada anuncio de televisión tiene otro método para atraparnos y hacernos comprar todas estas cosas, tantas cosas que nunca terminamos de pagarlas antes de que ya tengamos otras más.
Y entonces el sexto Ojo es Jehová, Yod He Vau He, o Yo Soy. El hombre finalmente supera el proceso de atrapar. Ahora no tiene que atrapar a nadie en el mundo, sino únicamente afirmarse con valentía.
La firme persuasión interior creará la condición de la que estoy persuadido. Ese es Jehová, el sexto Ojo.
El séptimo es Jesús, o “Jehová salva”, o “rescate”. Aquí el hombre se afirma con valentía, pero su corazón se desgarra por aquellos que aún duermen, y se sacrifica por los demás y se entrega por todo este vasto mundo. No como lo enseñan las iglesias, sino como te lo dice el místico.
Tomarás a cualquiera, sin importar quién sea o lo que haya hecho, porque solo está en un estado. No condenas a nadie, sino que lo elevas fuera de ese estado, y lo haces identificando a aquel que deseas salvar con la idea que él anhela encarnar. Y en la medida en que seas fiel a tu visión de esa persona, él encarnará su ideal y lo llegará a ser.
Ese es el Ojo llamado Jesús, o el séptimo Ojo.
Hay un octavo Ojo, solo insinuado en la Biblia y velado. Al octavo día circuncidan al niño y desvelan el órgano de creación.
Hay un ojo en el hombre, y Blake lo nombra. Él dice:
“Él no vino. Se ocultó en el bosque de Albión.” (Albión es el nombre que Blake usa para el hombre universal, masculino o femenino, y figura ampliamente en su obra Jerusalem: The Emanation of the Giant Albion.)
Este ojo está oculto en “el bosque de Albión”, en las oscuras convoluciones del cerebro. Allí está escondido este ojo.
Cuando por fin comienzas a ejercitar tu imaginación por otro, y en verdad te deleitas en la alegría de los demás al convertirse en la encarnación de lo que desean, y te deleitas en eso mucho más de lo que lo harías por ti mismo, ese es el Ojo de Jesús. Lo que empieza siendo la visión perfecta del séptimo Ojo de Dios, entonces algo se agita. Y se agita exactamente como algo que intenta salir de un huevo. Es algo que intenta abrirse paso a través de Gólgota, y Gólgota es “el cráneo”, ese es el significado de la palabra.
Pero está sostenido por cinco clavos, los cinco sentidos. Los cinco sentidos confinan al hombre a este mundo. Y entonces él se libera de este cráneo cuando el séptimo Ojo queda clarificado, y el octavo Ojo ve la realidad concreta por primera vez en su vida. Y una vez que ve con claridad, nunca culpa a nadie. Porque con este octavo Ojo ve el mundo perfecto.
Esto se llama circuncisión o el desvelamiento del órgano perfecto, que es la Imaginación del hombre. En el octavo día, él es circuncidado. Significa que el octavo Ojo está abierto. No se abre por el proceso del tiempo, sino solo después de la clarificación del séptimo Ojo de Jesús.
Entonces ves que Dios se hizo hombre, para que el hombre, al despertar, pueda convertirse en Dios. Dios se contrae a sí mismo hasta este límite de opacidad, de modo que vivir en este estado puede llamarse la misma tumba del hombre.
Y Blake escribió:
“Dios entra por la puerta de la muerte con aquellos que entran, y se acuesta en la tumba con ellos, en visiones de Eternidad hasta que despierten.” (William Blake, Milton)
Y entonces vienen estas siete visiones:
Primero, Lucifer, el caído.
Segundo, Moloc, el ser que exige sacrificios. Eso mismo lo están haciendo ahora, solo que lo llaman Nacionalismo, y ofrecen a sus hijos e hijas a Moloc, aunque la Voz dijo:
“Yo no les mando hacer esto ni hacer pecar a Judá.” [Jeremías 32]
El hombre se hastía de ello y se vuelve hacia el tercer Ojo, Elohim, pero las estrellas y los planetas no responden.
Luego se vuelve hacia el cuarto Ojo, Shaddai, el Todopoderoso, hacia los “dioses” financieros y políticos.
Y entonces se separa de eso y cava su pequeña fosa, Pahath, y atrapa a todas las personas del mundo porque puede ser más astuto que ellas. Y por su astucia vive muy bien durante este breve lapso desde la cuna hasta la tumba. Ese es el quinto Ojo, a través del cual gran parte del mundo está viendo hoy.
Se hastía de ello, y entonces descubre que Yo Soy, o Jehová, es la única realidad, o el sexto Ojo de Dios. Y construyo mi mundo como lo deseo, y cuando también me hastío de él, me ofrezco como sacrificio por todos los demás y me entrego por completo por el bien de los otros, y mi buena fortuna se convierte entonces en la alegría de oír la buena fortuna de ellos. Como dice Job:
“Yo te conocía solo de oídas, pero ahora te ve mi ojo.” [Job 42:5]
De pronto algo sucede dentro de mí, y el octavo Ojo se abre y soy circuncidado en la mente, no en la carne. Y cuando eso se abre dentro de ti, ves la razón de todo, y ves que la Eternidad es, y puedes tomar a cualquiera en este mundo y sacarlo de cualquier estado en el que se encuentre. Ese es el octavo Ojo de Dios.
Me gustaría compartir contigo una experiencia. El verdadero método del conocimiento es la experimentación, así que te invitamos a experimentar. La verdadera facultad de conocer es la facultad de experimentar, porque cuando has tenido las experiencias, ya no te importa si alguien más lo sabe o no. No importa. Tú lo sabes, y sabes que lo sabes.
Así que quiero compartir esto contigo, esta experiencia, porque cuando comienzas a despertar, entonces comienzas a recordar. Porque si Cristo es el centro, entonces puedo decir:
“Devuélveme la gloria que era mía antes que el mundo existiera. Estoy crucificado con Cristo, sin embargo vivo, aunque no soy yo, sino que Cristo vive en mí, y la vida que ahora vivo, la vivo por la fe del Hijo de Dios que me amó y se entregó por mí.” [adaptación de Juan 17:5 y Gálatas 2:20, según la cita de Neville]
Si el centro del hombre es Cristo, y Él existía antes que el mundo, entonces cuando comienzo a despertar solo comienzo a recordar. Y cuando eso sucede, el mundo ya no puede enseñarte nada. Así que cuando el hombre comienza a despertar no cuestiona las cosas de este mundo, sabe que no son verdad.
Los psicólogos nos dicen que la comprensión completa de un sueño depende del conocimiento de que estás soñando, y entonces eso te despierta, porque este es el único mundo que ellos conocen. Hablan del estado de sueño como algo subjetivo y del sueño profundo como el inconsciente, y dudan del valor de todo ello. Pero cuando abres el octavo Ojo sabrás que hay mundos dentro de mundos y que eres heredero de todos ellos. Puedes poner a prueba tus experiencias y traer a tu mundo todo lo que desees, y comprobarlo.
Hace años me sentí soñando y estaba nadando. Sabía que era un sueño. Miré hacia arriba y vi la orilla de una isla primitiva, no la pequeña isla donde nací, porque esa está bien cultivada y de ningún modo es primitiva, pero esta era primitiva. Vi que era una isla y sabía que estaba soñando, y vi estas cosas extrañas como postes de cemento hundidos en el agua, pero estaban en un estado de deterioro. En algún tiempo pudieron haber sido parte de un embarcadero. Podía ver esta playa primitiva y peculiar y prolongué el sueño, porque si sabes que estás soñando no necesitas despertar.
Algo en mí comenzó a decirme, a medida que la memoria empezaba a regresar, que si me aferraba a uno de estos pilotes y no lo soltaba, y despertaba, despertaría allí. Lo toqué y era sólidamente real, tal como se sentiría aquí, y mi mano no lo atravesó, y me aferré a él y me obligué a despertar. Y desperté en esa agua, en esa playa, y luego caminé hacia la orilla. No estaba más dormido en ese plano de lo que lo estoy aquí en este.
Me enseñó una lección: que si podía tocar algo en otro mundo y obligarme a despertar mientras lo sostenía, descubriría que era real. Así que hazlo para tu mundo. El trabajo que deseas, la casa que ocuparías, el matrimonio que quieres. Siéntate en el escritorio en el que te sentarías, vive en la casa en la que quieres vivir, está casado con el tipo de persona con la que quieres estar casado, y si te aferras a ello en tu imaginación, entonces lo harás real en tu mundo exterior.
Los Antiguos llamaron a esta capacidad la Puerta Occidental y la relacionaron con el sentido del tacto. Si puedes aferrarte a aquello que tocas y luego despertar, descubrirás que eso se ha vuelto real.
Lo tenemos en el Génesis, en la historia de Jacob y Esaú. Isaac, el padre, que era ciego, dijo:
“Acércate para que pueda tocarte. Ven más cerca.” [adaptación de Génesis 27, según la cita de Neville]
Y el estado simbolizado por Jacob, el suplantador, fue hecho real en lugar del estado que antes había parecido tan real, simbolizado por Esaú.
Se nos dice nuevamente en Jueces 17:19 cómo las siete trenzas fueron afeitadas de la cabeza de Sansón, y entonces los filisteos vinieron y le arrancaron los ojos, y quedó sin ojos en Gaza. Y lo hicieron danzar ante la multitud. Él pidió que lo llevaran al templo y lo colocaran donde pudiera tocar las dos columnas centrales, y entonces empujó y presionó y derribó todo el edificio, y mató a más filisteos que los que había matado durante toda su vida.
Todo esto es simbólico de la capacidad de tocar. Yo lo sé, porque lo he hecho. Muchas veces, encontrándome soñando, me he aferrado a un objeto en el sueño y me he encontrado despertando en otro mundo. También me he encontrado en otros aspectos de este mundo. Lo hice en Barbados cuando deseé ser visto por mi hermana, que estaba a dos mil millas de distancia. Pero ya sea en este pequeño aspecto o en otro mundo, no importa, porque hay mundos infinitos y eres heredero de todos ellos.
Puedes obtener todo lo que deseas en este mundo. Puedes usar el quinto Ojo o el cuarto Ojo. Todos aquellos que nos conducen a la batalla están usando el segundo y el tercero. Pocos están usando el sexto, y solo una mínima parte usa el séptimo Ojo, o el Ojo de Jesús. Y no es sino hasta que se usa, y prefieres el bien de otro antes que tu propio bien, y te regocijas por otro más que por ti mismo, que realmente has abierto el séptimo Ojo, y entonces estás listo para la apertura del octavo Ojo.
El séptimo Ojo, el Ojo de Jesús, no tiene nada que ver con un hombre nacido hace dos mil años, tiene que ver por completo con la mente en expansión del hombre. Cuando ejercitas el séptimo, entonces algo se abre. Ese es el octavo. Pero hasta que el séptimo esté completamente abierto, “él se oculta en el bosque de Albión.” Se oculta en las oscuras convoluciones del cerebro.
Puede asustarte un poco al principio, la sensación de una batería eléctrica moviéndose en tu cabeza. Sientes que la memoria regresa y lo sientes de un lado y luego del otro, y luego lo centras, y entonces VES. Algo se abre y realmente ves un mundo que nadie más puede ver.
El séptimo Ojo se basa puramente en la fe. El hombre no sabe que Dios realmente lo redimirá y clama:
“Dios mío, ¿por qué me has abandonado?” [Mateo 27:46]
Y entonces el nuevo mundo será visto.
El hombre busca seguridad y consuelo a través del cuarto Ojo. Estos son los dictadores, las máquinas políticas, etc. Siempre van a salvar al país, a salvar al mundo, y luego son expulsados, pero se llevan quinientos millones de dólares con ellos. Lo hemos visto en este hemisferio, los mismos que empobrecieron el tesoro que los hombres acababan de llamar los salvadores de su país.
No han alcanzado el sexto Ojo, o Yo Soy. Quien ha llegado a ese punto no acude a nadie. Él sabe:
“Yo Soy lo que seré, Yo Soy lo que Soy.”
Puedes ser eso o cualquier cosa que desees. Pero luego vas más allá y no quieres nada para ti, sino solo para los demás. Entonces comienzas a darte a ti mismo por el hombre, y cuando eso queda completamente clarificado, el octavo Ojo se abre.
Mira en tu Biblia y lee la historia del desvelamiento de la mente del hombre. Pero esto llega solo después de que el séptimo Ojo es ejercitado. Así que debo aprender a experimentar el sentimiento y el tacto. A esto se le llama la Puerta Occidental, y está cerrada en el hombre, pero él debe aprender acerca de ella. Y antes de que yo cierre este Ojo, debe aprender mucho sobre la Puerta Occidental, porque se me dijo que no debía reservarme ningún secreto, y habiendo tenido la experiencia de aferrarme a un objeto y despertar sin estar en mi cama en absoluto, debo compartirla contigo.
Despierto en el mundo en el que estoy sosteniendo el objeto. Muchas veces he quedado fuera de este mundo por aferrarme a un objeto en aquel mundo y despertar en él, y era tan real como este. Pero regresé a este. Tenía un cuerpo aquí y uno allí. Cuando regresé aquí, ¿dónde estaba aquel otro cuerpo? ¿Acaso no tengo muchos cuerpos, pues estoy esparcido por todo el mundo, y el hombre, al comenzar a despertar, recoge las porciones dispersas de sí mismo, y entonces finalmente encuentra al Ser que es Dios?
Puedes amar a todos en este mundo y encontrarás una alegría más allá de tus sueños más audaces al hacer el bien por otro. Cuando él te pide algo y tú, en tu Imaginación, lo creas, y luego tienes confirmación de ello, y entonces te regocijas como Dios se regocija.
“Estas cosas os he hablado para que mi gozo permanezca en vosotros.” [Juan 15:11]
Porque cada vez que alguien despierta, ese es el Ojo de Dios.
Así que hay siete declarados con toda claridad y el octavo insinuado. Te digo que lo sentirás como un polluelo en el huevo del cráneo. Cristo está crucificado en esta cruz, el hombre, con cinco clavos, los cinco sentidos. El mismo significado está en la historia de las cinco vírgenes insensatas. Y entonces Él se desgarra a sí mismo y se libera de esta cruz.
Ahora lo captas al vuelo, pero te digo que descubrirás toda clase de cosas maravillosas en el despertar de Dios en el hombre. Porque Dios se hizo hombre para que el hombre pueda convertirse en Dios. Así que este poema maravilloso, que existía solo para Dios, comienza a existir para sí mismo. Seres conscientes comienzan a aparecer en el poema, elevándolo a estados superiores, y al final nos convertimos en creadores, uno dentro de una sociedad infinita de dioses.
Este octavo Ojo es malinterpretado por los sacerdocios del mundo y circuncidan al niño. Es la Imaginación la que debe ser desvelada, no el órgano físico, y esto llega solo después de la claridad perfecta de la visión a través del Ojo de Jesús. Jesús significa “Jehová salva”. No se pierde ni uno. Él ha caído en un estado, pero tú, a través del Ojo de Jesús, lo salvas. Le preguntas: “¿Qué quieres?”, y ves esa condición real para él, y luego, al ver que se encarna, te regocijas porque alguien ha sido levantado del fango. Lo haces una y otra vez, y entonces tu cabeza cobra vida y sientes corrientes eléctricas recorriéndola, y aun así sabrás lo que debes hacer, igual que un polluelo sabe lo que debe hacer. Él picotea para salir.
Y entonces el lugar donde el cráneo se unió después del nacimiento vuelve a despertar, y ves otro mundo, y ves que el mundo fue hecho perfectamente y que cada estado es perfecto, y entonces sabrás que has despertado para jugar hermosamente en este mundo eterno, para manifestar estas combinaciones bellas creadas por tu Padre.
Si la charla de esta noche parece diferente de lo que esperabas, entonces nada es más práctico que el sexto Ojo. Puedes hacer que tu mundo sea lo que quieres que sea por medio del sexto Ojo; de hecho, el quinto ya lo ha hecho. Puedes atrapar a toda clase de personas en tus pequeñas trampas. Lee los periódicos de la mañana. Cada anuncio existe para atraparnos y vaciar nuestros bolsillos, y ellos se maravillan de poder hacerlo. Cada año encontramos nuevas trampas para quitarnos lo que tenemos. Tenemos nuevas formas de crédito. Nadie muere dejando algo atrás ya. Toda esta vasta estructura es una trampa. Se ha convertido en la forma de vida, el quinto Ojo.
Pero luego vienen el sexto, el séptimo y después el octavo, y cuando el octavo se abre perdonas a todos en el mundo, sin importar lo que hayan hecho. Tú, como hombre, has pasado por cada Ojo. Has adorado a Elohim y has sacrificado a Moloc.
Pero cuando el octavo se abre, sabrás que nada desagrada a tu Padre excepto la incredulidad. El pecado no le desagrada. Los sacerdocios del mundo te dicen que el pecado le desagrada, pero solo la incredulidad le desagrada, porque quienes se acercan a Él deben creer en Él. Todo lo que puedas creer es una imagen de la verdad. ¿Podrías creer que alguien en extrema necesidad ahora está bien cuidado? Entonces puede llegar a ser tal como tú lo ves. Pero el pecado no desagrada a tu Padre. Significa “errar al blanco”, y Él viene al mundo para mostrarle a todos cómo no errar al blanco. Si yo fallo el blanco, Él hace un mayor esfuerzo por mostrarme cómo no errarlo.
Hebreos 11:
“Quienes se acercan a Él deben creer que Él es, y que Él recompensa a los que le buscan.” [Hebreos 11:6]
Así que búscalo primero, y entonces todas estas cosas te serán añadidas. Así que están estos ocho Ojos en el hombre. El octavo se oculta en el bosque de Albión, o en las oscuras convoluciones del cerebro. La respiración no lo sacará, ni las dietas, ni los ejercicios de Yoga lo harán. Él saldrá solo cuando, al mirar a través del séptimo Ojo, que es la visión de Jesús, ves únicamente el bien del otro y te regocijas en ello más allá de lo que sería solo para ti. Entonces comenzarás a ver a través del octavo Ojo de Dios.
Usa conscientemente el séptimo Ojo y toma a cada persona, sin importar color, raza o credo, y pregúntale únicamente: “¿Qué quieres?” Porque en Él no hay ni griego ni judío, ni esclavo ni libre. Así que tomas a todos, porque solo han caído en un estado, y tú destacas el deseo de ese individuo y te persuades de que ahora él es la encarnación del ideal que quiere encarnar. Y en la medida en que uses el séptimo Ojo saldrá el octavo del “bosque de Albión”.
La apertura del octavo Ojo es en realidad la segunda venida de Jesús. Porque cuando el séptimo se vuelve perfectamente claro, entonces el octavo se abrirá como si fuera liberado del sepulcro, y entonces verás como Dios.
Uno no puede nacer cristiano. Si no estás usando el séptimo Ojo, no eres cristiano. Si eres el Papa, estás usando el cuarto Ojo, y todos los sacerdocios del mundo usan el cuarto Ojo. Los llamados poderes todopoderosos usan el cuarto Ojo. Pero debes usar el Ojo de Jesús. Jesús es el Ojo de Dios que se sacrifica por todo este vasto mundo. Él se entrega por cada ser del mundo, viendo para ellos su ideal, su estado perfecto.
Ahora entremos en el Silencio.
✧ Fuente: Cool Wisdom Books
© Traducción al español por Indira G. Andrade · La Mente Creadora – Archivo Neville Goddard en español. Todos los derechos reservados.
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