Por la Imaginación llegamos a ser
Neville Goddard · Charla radial en KECA, Los Ángeles · Julio de 1951
¿Cuántas veces hemos oído a alguien decir: “Oh, es solo su imaginación”? Solo su imaginación… La imaginación del hombre es el hombre mismo. Ningún hombre tiene poca imaginación, pero pocos han disciplinado la suya. La imaginación en sí es indestructible. Allí reside el horror de su mal uso.
A diario pasamos junto a algún desconocido en la calle y lo observamos murmurando para sí, sosteniendo una discusión imaginaria con alguien ausente. Discute con vehemencia, con miedo o con odio, sin darse cuenta de que está poniendo en movimiento, por medio de su imaginación, un acontecimiento desagradable que en breve encontrará.
El mundo, tal como la imaginación lo percibe, es el mundo real. No los hechos, sino las proyecciones de la imaginación, los que dan forma a nuestra vida diaria. Son los de mente rígida y literal quienes viven en un mundo ficticio. Solo la imaginación puede restaurar el Edén del cual la experiencia nos ha expulsado. La imaginación es el sentido con el que percibimos lo superior, el poder con el que transformamos la visión en existencia. Cada etapa del progreso del hombre se logra por el ejercicio de la imaginación.
Es únicamente porque los hombres no imaginan ni creen con absoluta firmeza, que sus resultados son a veces inciertos, cuando podrían ser siempre absolutamente seguros. La imaginación decidida es el comienzo de toda operación exitosa. La imaginación, por sí sola, es el medio por el cual se cumple la intención. El hombre que, a voluntad, puede evocar la imagen que desee, es, por virtud del poder de su imaginación, el menos sujeto al capricho.
El solitario o el cautivo puede, con la intensidad de su imaginación y sentimiento, afectar a multitudes de manera que actúe a través de muchos hombres y hable por muchas voces.
“Nunca deberíamos estar seguros”, escribió William Butler Yeats en Ideas sobre el Bien y el Mal, “de que no fue alguna mujer pisando en el lagar quien inició ese sutil cambio en la mente de los hombres, o que la pasión no comenzó en la mente de algún pastor, iluminando sus ojos por un instante antes de seguir su camino.”
Déjenme contarles la historia de una amiga muy querida, en ese entonces diseñadora de vestuario en el Music Hall de Nueva York. Un día me habló de la dificultad que tenía al trabajar con uno de los productores, quien invariablemente criticaba y rechazaba injustamente sus mejores trabajos; a menudo era grosero y parecía deliberadamente injusto con ella.
Al escuchar su historia, le recordé —como yo se los recuerdo ahora— ****que los hombres solo nos devuelven aquello que les susurramos en secreto. No dudaba de que ella discutía en silencio con el productor, no en la carne, sino en los momentos tranquilos consigo misma. Ella confesó que hacía exactamente eso cada mañana al caminar hacia el trabajo.
Le pedí que cambiara su actitud hacia él, que asumiera que la felicitaba por sus magníficos diseños y que ella, a su vez, le agradecía por su elogio y su amabilidad. Esta joven diseñadora siguió mi consejo y, mientras caminaba al teatro, imaginaba una relación perfecta con el productor, en la que él alababa su trabajo y ella respondía con gratitud por su aprecio.
Lo hizo mañana tras mañana, y en muy poco tiempo descubrió por sí misma que su propia actitud determinaba el escenario de su existencia. La conducta del productor se invirtió por completo. Se convirtió en el empleador más amable que había encontrado. Su comportamiento no fue más que el eco de los cambios que ella había susurrado dentro de sí misma.
Lo que ella hizo fue por el poder de la imaginación. Su fantasía guió la de él; y fue ella misma quien dictó el diálogo que finalmente sostuvieron, mientras aparentemente caminaba sola.
Propongámonos, aquí y ahora, un ejercicio diario de control y disciplina de nuestra imaginación. ¿Qué mejor comienzo que imaginar algo aún mejor de lo mejor que conocemos para un amigo? No hay carbón de carácter tan muerto que no arda y flamee si apenas se lo gira un poco.
No culpes: resuelve. La vida, como la música, puede —con un nuevo arreglo— transformar todas sus disonancias en armonías. Representa a tu amigo ante ti como ya expresando lo que desea ser. Sepamos que con la actitud con la que nos acercamos a otro, una actitud semejante se acerca a nosotros.
¿Cómo podemos hacerlo? Haz lo que hizo mi amiga. Para establecer afinidad, llama mentalmente a tu amigo. Concéntrate en él y llámalo mentalmente por su nombre, tal como lo harías para atraer su atención si lo vieras en la calle. Imagina que te ha respondido, oye su voz en tu mente; imagina que te cuenta el gran bien que has deseado para él. Y tú, a su vez, dile tu alegría al presenciar su buena fortuna.
Habiendo escuchado mentalmente lo que querías oír, habiéndote estremecido con la noticia recibida, continúa con tu tarea diaria. Tu conversación imaginada debe despertar aquello que afirmó; la aceptación del fin dispone los medios. Y la reflexión más sabia no podría idear medios más efectivos que los que se generan por la aceptación del fin.
Sin embargo, tu conversación con tu amigo debe ser de un modo que no exprese la más mínima duda sobre la verdad de lo que imaginas escuchar y decir. Si no controlas tu imaginación, descubrirás que sigues oyendo y diciendo lo mismo que antes oíste y dijiste. Somos criaturas de hábito; y el hábito, aunque no sea ley, actúa como la más poderosa de las leyes en el mundo.
Con este conocimiento del poder de la imaginación, sé como el hombre disciplinado y transforma tu mundo imaginando y sintiendo solo lo que es hermoso y de buen nombre. La idea bella que despiertes en ti no dejará de suscitar su afinidad en los demás.
No esperes cuatro meses para la cosecha. Hoy es el día para practicar el control y la disciplina de tu imaginación. El hombre solo está limitado por la debilidad de su atención y la pobreza de su imaginación. El gran secreto es una imaginación controlada y una atención bien sostenida, firme y repetidamente enfocada en el objeto a realizar.
“Ahora es el tiempo aceptable para dar belleza por cenizas, gozo por luto, alabanza por el espíritu abatido; para que sean llamados árboles de justicia, plantío del Señor, para que Él sea glorificado.” [Isaías 61:3]
Ahora es el momento de controlar nuestra imaginación y atención. Y por control no quiero decir represión por fuerza de voluntad, sino cultivo a través del amor y la compasión. Con tanto del mundo en discordia, no podemos enfatizar demasiado el poder del amor imaginativo.
Amor Imaginativo —ese es mi tema del próximo domingo por la mañana, cuando hablaré en lugar del Dr. Bailes durante sus vacaciones. Los servicios serán como siempre en el Fox Wilshire Theater, en Wilshire Boulevard, cerca de La Cienega, a las 10:30.
“As the world is, so is the individual” (“Como es el mundo, así es el individuo”) debería cambiarse a: “As the individual is, so is the world” (“Como es el individuo, así es el mundo”).
Y espero poder traer a cada uno de los presentes el verdadero significado de las palabras de Zacarías:
“Hablad cada cual la verdad a su prójimo, y ninguno de vosotros imagine mal en su corazón contra su vecino.” [Zacarías 8:16-17]
¡Qué maravilloso desafío para ti y para mí!
“Tal como el hombre piensa en su corazón, así es él.” [Proverbios 23:7]
Tal como el hombre imagina, así es él.
Aférrate al amor en tu imaginación. Creando un ideal dentro de tu esfera mental puedes aproximarte a esa “imagen ideal” hasta llegar a ser uno y el mismo con ella, transformándote en ella, o más bien, absorbiendo sus cualidades en el núcleo mismo de tu ser.
Nunca, nunca pierdas de vista el poder que está dentro de ti.
El amor imaginativo eleva lo invisible a la vista y nos da agua en el desierto.
Construye para el alma su único lugar digno de morada.
La belleza, el amor y todo lo de buen nombre son el jardín, pero el amor imaginativo es la entrada al jardín.
Siembras una conversación imaginaria, cosechas un acto;
Siembras un acto, cosechas un hábito;
Siembras un hábito, cosechas un carácter;
Siembras un carácter, cosechas tu destino.
Por la imaginación todos estamos cosechando nuestros destinos, sean buenos, malos o indiferentes. La imaginación tiene pleno poder de realización objetiva, y cada etapa del progreso —o del retroceso— del hombre se produce por el ejercicio de la imaginación.
Comparto la creencia de William Blake:
“Lo que parece ser, es, para aquellos a quienes parece ser; y produce las más terribles consecuencias para aquellos a quienes parece ser, incluso tormentos, desesperación y muerte eterna.”
Por la imaginación y el deseo nos convertimos en lo que deseamos ser. Afirmemos para nosotros mismos que somos lo que imaginamos. Si persistimos en la suposición de que somos lo que deseamos ser, nos transformaremos en aquello que hemos imaginado ser.
Nacimos por un milagro natural de amor, y por un breve tiempo todas nuestras necesidades estuvieron al cuidado de otro. En esa simple verdad yace el secreto de la vida: sin amor, no podemos vivir verdaderamente.
Nuestros padres, en sus individualidades separadas, no tienen poder para transmitir la vida. Volvemos entonces a la verdad básica: la vida es hija del amor. Por lo tanto, sin amor no hay vida. Así, es razonable decir que: “Dios es Amor.”
El amor es nuestro derecho de nacimiento. El amor es la necesidad fundamental de nuestra vida.
“No vayas en busca de lo que ya eres. Los que salen a buscar amor solo manifiestan su propia falta de amor, y los que carecen de amor nunca encuentran amor. Solo los que aman encuentran amor, y ellos nunca tienen que buscarlo.”
En La Mente Creadora encontrarás la obra completa de Neville Goddard en español, organizada paso a paso en orden cronológico.
✦ Listado de Discursos | ✦ Listado de Libros | ✦ Ejercicios de Neville | ✦ Inicio





